Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías.

lunes, 20 de junio de 2011

Vamos, que nos vamos...


Nos cogimos de la mano como los Druidas de Bretaña, y le pedimos a los Dioses que esa danza de la felicidad en la que estábamos inmersos no terminase nunca en aquella fiesta final. Todos soplamos juntos por la pipa de la paz, de la cultura y del amor.
Carlos Núñez.

Lunes 20 de Junio, 10:30 a.m.

El termómetro en este instante marca 31º y la humedad está rondando el 62%. No sopla ni pizca de aire. El calor es bochornoso. En circunstancias normales mantendría fresca la casa y procuraría no hacer esfuerzos físicos, pero no es un lunes cualquiera. El viernes salimos de vacaciones y mi rutina desde ya, brilla por su ausencia.
Preparar un viaje para tres personas es agotador, sobre todo cuando no tienes ayuda, aún no han acabado las clases, ni la jornada laboral. Mucho me temo que este será el último ratito antes de partir que me pueda sentar para actualizar el blog con alguna de mis chorradas.
A pesar de la perspectiva stresante de estos próximos tres días, mi ánimo no para de subir, como el termómetro.

Mi pensamiento ya está allí, mis sentidos de forma sutil anticipan la humedad del bosque, el olor a clorofila, el sabor de la empanada y el sonido de las gaitas.
Ainsssssss... vamos, que nos vamos.

Hasta la vuelta, amigos. Voveré el 20 de Julio. Mientras tanto, disfrutad mucho y sed felices.



lunes, 13 de junio de 2011

Una gran paradoja.




"Al parecer, sólo los viejos son capaces de estar juntos sin decir nada y sentirse bien. El silencio es sagrado. Une a las personas, porque sólo aquellos que se sienten cómodos con la compañía del otro pueden estar juntos sin hablar. Es una gran paradoja”.

Fragmento de “The Notebook” de Nicholas Sparks.




domingo, 12 de junio de 2011

Y ya van tres, y cuarenta y tres...

Navegando frente a la costa Noreste de la isla el verano pasado.



Decía Galdós que el hombre por donde quiera que va lleva consigo su propia novela. Yo escribo esa novela diaria teniendo presente, todo el rato, que los horizontes están para soñarlos y para esperar de ellos los deseos que uno anhela con más entusiasmo.

Para mí, escribir en el blog es como dejar plasmadas pinceladas sueltas de esa novela.

Soy isleña, nací en una isla, siempre he vivido en una isla. Un isleño en sí, es una isla por donde quiera que valla. Andamos rodeados de mar por todas partes y sabemos que la vida está para navegarla en busca de aventuras, y una de las aventuras que he tenido oportunidad de disfrutar, ha sido esta del blog.
En mi condición de isleña, encuentro un océano que nos acerca o nos aleja según suban o bajen las mareas, o según aparezcan más o menos despejados nuestros horizontes. Y no hay que nacer isleño para serlo. Uno se siente isleño cuando ese océano que te rodea te enseña que la vida es como la navegación. Unos días en mares calmos, otros tratando de no ahogarte, en medio de olas que amenazan con hundir profundamente todas tus ilusiones. A todos nos pasa, y en este espacio lo compartimos. Por eso me siento unida a ustedes mucho más allá de donde alcanzan nuestras miradas.

Hoy es un día doblemente especial. "Bajando se sube al cielo" cumple tres añitos, y yo, ya cuarenta y tres.

Gracias a todos por querer navegar conmigo y hacerme sentir que tengo la mejor tripulación.


Para celebrarlo os dejo con una melodía muy apropiada, siempre que la escucho me entran unas ganas locas de moverme. La fusión del timple canario con las gaitas logran un sonido único. Espero que la disfruten tanto como yo.




lunes, 6 de junio de 2011

Os lo recomiendo.


Desde hace unos días tengo un pensamiento recurrente que me asalta en cuanto dispongo de un ratito de tranquilidad. Después de leer la tesis que sostienen Nicholas Kristof y Sheryl Wudunn, en el magnífico libro "La mitad del cielo" de la Ed. Duomo, no paro de darle vueltas a la cabeza sobre el empoderamiento femenino.
Durante la Primera Guerra Mundial, ocho millones de hombres fallecieron en la guerra más sangrienta hasta el momento. Aún así, durante ese tiempo no fueron los soldados los que encabezaron la lista mundial de fallecidos. Fueron las mujeres.
Mientras los hombres guerreaban, nosotras seguíamos quedándonos embarazadas. Durante la Primera Guerra Mundial murieron más mujeres en el parto que hombres en combate. No se las consideraba importantes.
Hoy en España, como en el resto de países occidentales, la tasa de fallecimientos maternos ha caído en picado a uno de cada 100.000. ¿Qué ha cambiado?, ¿han sido los avances médicos? No, solo. Este libro señala entre otras cosas el empoderamiento femenino tras conseguir el derecho al voto, lo que, de repente, volvió a las mujeres visibles para la clase política. Así que el sufragio femenino se convirtió en una inmensa e imprevista mejora para la salud de la mujer, es decir, que a más poder social, mejores condiciones de vida.
Por eso en el viejo continente africano, a pesar de ser las mujeres las que mueven el mundo, siguen sin tener el poder real, y por consiguiente, muriendo 15.000 cada día al dar a luz.

Hace unos años la Vicepresidenta de las Naciones Unidas se preguntaba: "Si fueran los hombres los que murieran por, simplemente, completar su ciclo reproductivo, ¿el mundo permanecería impasible?"

Creo que la respuesta es obvia.

Ahora que se acerca el verano y disponemos de más tiempo libre, si os apetece haceros con un buen libro, os lo recomiendo.




miércoles, 1 de junio de 2011

De la mar, el mero; y de la Tierra, el cordero.


La sabiduría popular hace referencia con este refrán a lo más exquisito de cada lugar. Dicen que de la mar, es el mero; y de la Tierra, el cordero. Yo discrepo rotundamente con esta afirmación y voy a intentar argumentar por qué estoy convencida de que de la mar, el "number one" es el alga; y de la Tierra, el bambú.

De la relación del hombre con su entorno se originan los afectos y la cultura.

El uso alimentario de las algas en la cuenca mediterránea está documentado desde el año 600 a de C. En Oriente, especialmente en Japón, su inclusión en la alimentación humana data desde la friolera de 10.000 años atrás. ¿Casualidad? ¿Cuestión de paladares? ¿Costumbres culinarias?... o simplemente ¿ingerían algas porque era lo que tenían más a mano, obteniéndolas sin ningún esfuerzo cuando el mar las arrojaba a la orilla como el maná caído del cielo?. Seguro que tiene truco, no puede ser tan simple. Veamos:
¿Qué planta comestible sigue su ciclo sin necesidad de siembras, trasplantes, abonos o tratamientos contra las plagas? seguro que hay alguna, pero y ¿si a esto añadimos que está excenta de riego? entonces las posibilidades se reducen drásticamente. Si además, es capaz de producir su propio alimento sin necesidad de tierra y encima nos aporta una lista tan extensa y espectacular de beneficios que sería casi interminable de reproducir en este pequeño post, lo tenemos blanco y en botella. Solo hay una, el alga.

En cuanto al bambú, tengo que decir que me inclino ante su gran poderío. En la ancestral filosofía oriental simboliza la virtud, la fidelidad y la constancia. Tener espíritu de bambú implica saber adaptarse a las circunstancias, doblarse con el viento y cuando se agacha por el peso de la nieve, esperar pacientemente a que ésta se derrita para levantarse de nuevo. En definitiva, no ser rígido, sino tan flexible como requieran los acontecimientos. Es fascinante todo lo que rodea a esta atípica, antiquísima, rústica y extraordinariamente útil planta.
El árbol de bambú es el que crece más rápido en todo el planeta, a pesar de que en sus primeros 7 años el crecimiento es invertido, es decir, expande sus raíces profundamente para luego poder emerger de la tierra y ascender a una velocidad de vértigo que en algunos casos supera los 32 metros por mes. Cuando imagino algo así, irremediablemente pienso en los dibujos animados, ¿cómo puede una planta crecer casi cinco centímetros por hora?. Sus cualidades son extraordinarias y sus propiedades y versatilidad, realmente espectaculares.

Es la única alternativa a la madera 100% sostenible porque su cultivo ayuda a defender la biodiversidad y su proceso de industrialización es ecológico. Cuando le comenté al arquitecto que quería incluir el mayor número posible de materiales ecológicos en la edificación de mi nueva casa lo primero que me sugirió fue el bambú, y como mis conocimientos sobre este portento de la naturaleza eran bastante limitados me dediqué a averiguar las aplicaciones de esta materia prima. Sorprende descubrir las cualidades de ese respetuoso acero vegetal. Lo mismo sirve para un roto que un descosido, y lo más importante, si queremos entregar nuestro planeta en las mejores condiciones a las generaciones futuras, debemos controlar dentro de nuestras posibilidades, el aumento de energías no renovables, evitando desperdicios inútiles y empezando por cambiar nuestro modelo de desarrollo con nuevas actitudes y mejores estilos de vida.

¿Os he convencido?

Este post está inspirado en la fotografía que lo encabeza y participa en el concurso de Paradela.