Jamás en la vida encontraréis ternura mejor, más profunda, más desinteresada ni verdadera que la de vuestra madre.
Honoré de Balzac (1799-1850)
Los más afortunados aún podemos disfrutar de ella, otros llevan su recuerdo gravado a fuego en lo más profundo de su ser, pero todos, absolutamente todos, hemos tenido una madre. La maternidad es la mayor bendición que recibe una mujer, aunque en ocasiones lleve implícito la ingratitud, el abandono y el dolor sin fin. Hoy quiero referirme a esas madres que sufren con abnegación y desmedido desgarro por el destino de sus hijos, a esas madres anónimas que cada día sacan fuerzas de flaqueza para seguir adelante sufriendo lo insufrible, intentando sin descanso salvar lo insalvable y luchando encarnizadamente en batallas, que a priori, a los ojos del resto parecen estar perdidas. A esas madres que no desfallecen ante un panorama desolador, superando obstáculos infranqueables. Mujeres con hijos delincuentes, maltratadores, físicamente dependientes, presos, drogadictos, violadores, descarriados, etc... Todas ellas madres y todas ellas únicas y verdaderas portadoras del perdón. Mujeres que viven sumidas en un constante sobresalto, con miedo, implorando....mujeres que cada día salen a la calle en busca de esos hijos que no llegan, que mantienen desde hace años literalmente el desvelo, que multiplican las horas sin ningún consuelo. Para esas madres que lo han tenido más difícil que el resto, vá mi más sentido recuerdo ahora que se acerca la celebración de su día en gran parte de los países de habla hispana. Por el deber que ella siente, por la ternura que en las peores circunstancias desprende, por estar cuando todos se han ido, por ser fuente inagotable de amor, porque sabe que su sacrificio nunca es en vano, por ser valiente guerrillera de la vida... todas ellas deben estar representadas en un gran monumento, porque si ser buena madre es una tarea colosal y todos lo reconocemos, serlo en las peores circunstancias, no tiene recompensa.
viernes, 30 de abril de 2010
La mano que mece tu cuna.
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miércoles, 28 de abril de 2010
martes, 27 de abril de 2010
Improvisadores, poetas del pueblo.
No soy mujer de fiestas ni de parrandas, la verdad es que siempre he sido más bien sosa en ese sentido, sin embargo, dentro de las fiestas del pueblo que se celebran cada año en el mes de julio, hay algunos eventos que no me pierdo por nada del mundo. Uno de ellos es la travesía a nado entre la isla de Lanzarote y Fuerteventura, aunque no participo, me gusta acompañar a los nadadores; otro es la embarcación de la Virgen del Carmen en su día grande y el tercero, aunque no por ello menos importante, el Encuentro de Improvisadores del casco viejo de Corralejo.
El año pasado, la palabra de nuestros poetas improvisadores se puso al servicio de la justicia de un pueblo, el de Corralejo, que lucha firmemente desde hace tres años de diferentes formas por frenar la pata a determinadas empresas y especuladores que pretenden saltarse el muro de la legalidad y de la historia. El Comité de Afectados es un colectivo ciudadano que tiene como objetivo defender el derecho de los legítimos propietarios de un centenar de las viviendas del casco histórico de Corralejo (La Oliva), ante las acciones de empresas y particulares interesados con especular y obtener beneficios económicos con estas propiedades falseando y forzando la legalidad vigente.
Esta es una lucha en defensa de los derechos históricos de un pueblo, pero al mismo tiempo es una llamada de atención para concienciar al resto de vecinos de la isla y del Archipiélago sobre las artimañas de las que se valen estos ‘tiburones de tierra adentro’ para adueñarse de propiedades de manera fraudulenta.
Escuchen este romance por Marcos Hormiga.
15.000 metros a nado entre islas.
Este año me lo voy a perder porque estaré el mes entero fuera... Aggggggg.
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jueves, 22 de abril de 2010
Con solamente un libro.
Hoy quiero hacer un viaje a tierras remotas con mis cinco sentidos, ver los colores del mundo, aspirar el perfume de la tierra, palpar los objetos mágicos nacidos de la mano del hombre, escuchar folk, jazz, étnica, tango, funky, bossa nova... quiero fusionarme con otras culturas, degustar otros sabores, descubrir otras rutinas, impregnarme en otras realidades.
Hoy quiero abrir un libro y dejarme transportar.
The Rights of Man
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miércoles, 21 de abril de 2010
Dedicado a Amelí.
"Una vez yo, Chuang-chou, soñé que era una mariposa, una mariposa que volaba, gozando de sí misma. No sabía que realmente era Chuang-chou. De repente desperté y volví a ser realmente Chuang-chou. Pero no sé si soy yo que soñaba que era una mariposa, o soy una mariposa soñando que soy Chuang-chou".
Filósofo Taoista.
Dedicado a Amelí, alguien especial para mí, completamente segura de que comprenderá el significado de este pensamiento.
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lunes, 19 de abril de 2010
Mi pequeño faraón.
"Los perros no quieren más que amor, pero los gatos exigen adoración. Nunca han superado la costumbre de ser dioses en Bubastis."
Lucy Maud Montgomery (1874,1942).
El escritor andaluz Antonio Burgos, dice que "está convencido de que un hombre sin gato es un hombre que se pierde una lección continua de elegancia, de armonía, de belleza, de independencia y de humildad, porque si el gato te pone en tu sitio y el perro te halaga, hay quien dice que el ideal para el hombre es vivir con un perro que lo halague y con un gato que lo desprecie".
Cuando Romeo llegó a casa, no pude imaginarme ni de lejos, las veces que este pequeño gatito persa iba a ser capaz de hacerme pensar, de conmoverme y de inspirarme tantas veces sentimientos de admiración. Los gatos son por naturaleza serenos y contemplativos, de movimientos armoniosos y elegantes, no hay ningún animal más políticamente incorrecto que el gato, que nunca halaga, siempre es sincero, esa es una cualidad que me fascina, del mismo modo que me maravilla observar que es una especie que mantiene un envidiable sentido de la libertad, aunque algunos vean esto más una falta que una virtud. Es un animal enigmático, bello y tremedamente literario, desde Baudelaire hasta Neruda, pasando por García Lorca, Borges, Rafael Alberti, Ernest Hemingway, María Zambrano, Bécquer ... muchos literatos han plasmado en algunas de sus obras su pasión por ese felino y le brindaron protagonismo histórico, siempre ha estado presente en la literatura y en la historia. En el antiguo Egipto eran tratados como dioses, tenían su propia representación divina y les otorgaban facultades espirituales, muy pocos animales han llegado hasta los altares.
Más que aire aristocrático, el gato es el animal típico de la burguesía, frente a la nobleza agraria y campesina que tenía perros y caballos, el romanticismo, las ideas del liberalismo, en suma el protagonismo social y político de la burguesía a partir del XIX, es el gato, un animal urbano, como la propia burguesía y su nombre indica, y un animal libre. La mejor estatua de la libertad no está en Nueva York, sino que es el gato, que hace lo que le viene en gana, y que no hay caramelo capaz de atraerlo ni dueño capaz de domesticarlo. Dicen que en todo caso son animales domésticos en cuanto que viven en la casa, pero que nunca son animales domesticados. Ese espíritu de rebeldía los hace únicos. Son verdaderos artistas de la mirada, poseedores de los ojos más bonitos de la naturaleza, nunca se humillan, silenciosos, excelentes atletas, con sobresalientes hábitos de limpieza. Entonces me pregunto ¿por qué el gato carece de prestigio social? hay muchos topicazos que lo relacionan a la mala suerte, con que tienen carácter arisco, con que son siniestros, etc. La respuesta la encontraremos a principios de la Edad Media cuando se orquestó el comienzo de una leyenda maldita en la que los asociaban directamente con las brujas. Es un mérito extraordinario de Antonio Burgos haber contribuido con tan buen tino a desmontar la leyenda negra del gato, ese animal sagrado en lo antiguo que la superstición y la inquisición hicieron nada menos que imagen y, llegado el caso, encarnación del diablo. Frente a esa leyenda de siglos, contra ese falso cronicón de gatos brujeriles, gatos alquímicos, gatos herejes o gatos de aquelarre, Burgos ha levantado sencillamente la razón de la ternura, poniendo a ese majestuoso animal en el lugar que le corresponde. . Creen algunos psicoanalistas que el rechazo al gato va en el mismo cesto que la agresividad contra la mujer. Yo creo que más bien con la maldad sin más.
Para los amantes de los meninos les recomiendo la lectura de "Gatos sin fronteras" y "Alegatos de los gatos" por Antonio Burgos que de seguro no les dejarán indiferentes.
Soy un gato.
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martes, 13 de abril de 2010
Por una granizada de limón.
Todos pasamos la vida entre sufrimientos y alegrías. Nadie se libra de sufrir, de diversas formas, varias veces en su vida. Hay que ingeniárselas para sobrellevar los sufrimientos que nos llegan sin perder la alegría de vivir, afortunadamente nuestra naturaleza humana tiene recursos para mantener el tipo a pesar de los pesares.
Como si tuviera poco con la dosis propia que me tocó recibir y padecer adjunta a la primera chispa de vida, tengo la virtud o la desgracia, de ir añadiéndole inconscientemente leña a ese fuego del sufrir con historias paralelas, que en principio, no tendrían por qué afectarme, pero que me afectan.
Anexo al supermercado en el habitualmente hago la compra hay una plazuela pequeña que preside un molino antiguo, restaurado en su día por el ayuntamiento, y alrededor del cual hay varios bancos cubiertos con pérgolas de madera sobre las que cuelgan bugambillas blancas, rojas y violetas. De noche, unas luces azúles incrustadas estratégicamente en el suelo bordeando el molino, muestran una estampa particularmente bonita del lugar. Un rincón con encanto si no fuera porque uno de esos bancos es la "vivienda" de Dustin. Pases a la hora que pases, está ese hombre de origen germánico impertérritamente clavado allí, sobre el banco descansa una manta, varios cartones y, al menos, un tetrabric de vino, es obvio que tiene problemas con el alcohol. Llevo viéndole cada día desde hace más de dos años y durante todo este tiempo he sido incapaz de acostumbrarme a la imagen. Jamás pide, nunca le he visto entablar contacto con ninguno de los transeúntes que atraviesan la plazuela, aunque sé que habla nuestro idioma perfectamente porque en muchas ocasiones le he escuchado hablando solo. Me perturba en las entrañas el contraste tan grande de lo bello de la plazuela y la fealdad de la situación de esta persona. No podía salir cargada del supermercado tan alegremente y pasar a su lado sin que me inundara la tristeza, me invadieran sentimientos de culpabilidad y me abordaran un sin fin de preguntas a las que no encontraba respuesta: ¿Cómo es posible que este hombre viva a la intemperie habiendo un albergue a pocos kilómetros del pueblo? ¿Cuánto tiempo llevará en esta situación? ¿Tendrá familia en su país y estarán enterados del lamentable estado en el que subsiste?...
Me inquietaban muchísimo todas estas cuestiones y sentía imperiosamente el impulso necesario de darle algo de alimento de mi bolsa, pero a la par, instantáneamente sopesaba una posible reacción adversa por su parte, ya que nunca había visto a nadie darle nada y el temor me impedía dar ese paso; así es que me volvía a casa, con un peso extra encima que se iba acrecentando día tras día, semana, tras semana.
Durante uno de mis paseos al muelle deportivo, mientras iba caminando divisé a lo lejos a Sor Luz, la monjita que había dado la catequesis a mi hija algún tiempo atrás, se me iluminaron los ojos como dos luceros ante la espectativa de obtener respuestas con respecto a la situación de este hombre, yo estaba sufriendo y no sabía muy bien por qué. Ella pertenece a la única congregación religiosa que reside en el pueblo y estaba segura de que tenía que saber algo.
Me dijo que se llamaba Dustin, que era alemán y que había llegado a la isla hacía ya una docena de años. Se refirió a él como un hombre pacífico, que había trabajado como camarero en el piano bar del hotel "Tres Islas" durante bastante tiempo, hasta que lo despidieron cuando se hizo intolerable su adicción al alcohol. A partir de ese momento su vida cayó en picado hasta llegar a la situación actual. Sor Luz me dijo que rechaza rotundamente el albergue porque se encuentra alejado de la población y que no necesita pedir porque sus necesidades básicas de alimento están cubiertas por su congregación, a la que acude, más o menos, de forma regular a por comida.
Esa misma tarde y de regreso a casa, pasé intencionadamente por la plazuela, hacía un calor que rajaba las piedras y pensé en refrescarme la boca con una granizada de limón. Dí una ojeada rápida al banco antes de entrar en el establecimiento y allí estaba, medio tumbado, medio sentado, observando en silencio el ajetreo a su alrededor. Compré dos granizadas. Mientras iba sorbiendo el líquido helado de uno de los vasos, orienté mis pasos hasta situarme directamente frente a él, nunca había estado tan cerca, extendí el brazo ofreciéndole el otro vaso, y tras unos segundos, alzó su mano y lo recogió. No intercambiamos una sola palabra, pero su azulísima y penetrante mirada me habló. Volví a casa más contenta que unas maracas, tenía que haberlo hecho antes, me decía a mí misma. Desde entonces, hemos intercambiado muchas miradas en este sentido, yo extiendo mi brazo y él alza su mano. Sigo sufriendo gratuitamente, aunque no de la misma manera, porque soy consciente de que ese lugar es libremente su opción de vida en este momento, sean cuales sean las condiciones o adicciones que lo hayan llevado hasta allí, y yo lo respeto.
Sufrimos y nos hacemos sufrir unos a otros, más de lo que quisiéramos, y en mayor o menor grado, resulta inevitable. Somos seres de deseos, de sueños y aspiraciones crecientes, que en buena parte son inalcanzables. Y esto, que también es inevitable porque pertenece a nuestro modo de ser, tiene su lado bueno porque nos estimula, pero también tiene su lado malo porque nos crea desequilibrios entre lo que quisiéramos ser y lo que somos, entre lo que deseamos y lo que logramos.
La incertidumbre, la inseguridad y algunos miedos nos acechan siempre y producen preocupaciones que nos hacen difícil la relación con los demás y con nosotros mismos.
Tiramisú de limón.
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domingo, 11 de abril de 2010
Sabio consejo.
Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía:
"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión."
El nieto preguntó:
"Abuelo, ¿dime cual de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?"
El abuelo contestó:
"Aquel que yo alimente."
Arto Tuncboyaciyan.
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viernes, 9 de abril de 2010
Médicos como tú ya no quedan.
Arribó al muelle de Puerto Cabras en 1953 con la obligación de realizar su servicio militar en el Batallón de Infantería de Fuerteventura como oficial de complemento. Cincuenta y seis años después continúa residiendo en una tierra que lo ha nombrado Hijo Adoptivo por su constante compromiso social y profesional. Es D. Arístides, el médico de los pobres.
Todas las personas oriundas de esta isla conocen de cerca la figura de D. Arístides, su trayectoria profesional, humana y de plena dedicación al servicio del pueblo. Aunque es especialista dermátologo, a su consulta llegan cada día pacientes con las más variopintas dolencias, ya que su bagaje profesional le permite tratar con la misma eficacia, lo mismo un roto que un descosido. Es un auténtico médico vocacional, sencillo, campechano, cercano, que ha sabido ganarse a base de una dedicación absoluta el respeto y la admiración de todos los que como yo, han tenido la suerte de conocerlo.
Cuando llegó a Fuerteventura para instalarse como médico de forma definitiva, la sanidad presentaba un estado deplorable. Solamente había dos médicos para atender a la población de toda la isla, el más veterano estaba próximo a la jubilación, y un Dispensario. No había hospital y la falta de medios, obligaba en numerosas ocasiones, a evacuar a los enfermos que revestían cierta gravedad a otra isla en unas condiciones nada favorables.
Detrás de su dilatada experiencia se esconden numerosas anécdotas que desvela en sus memorias "Libro de recuerdos de un médico rural", !me ha entusiasmado leerlo!. Una de ellas la relata así:
No olvido una ocasión en que me llamaron a casa aproximadamente a las dos de la madrugada diciéndome que subiera con urgencia hasta Corralejo puesto que el farero de la isla de lobos había puesto la señal de S.O.S. La verdad es que no entendí bien aquella llamada y menos aún qué significado tenía la señal de socorro del farero, puesto que no me lo explicaron. Cuando llegué a Corralejo, me estaban esperando dos hombres que habían preparado una embarcación pequeña con una vela latina para ir a la isla de Lobos. Pregunté qué significado podía tener la señal de socorro del farero y me dijeron que no lo sabían con certeza, pero allí vivían solamente Antoñito "el farero" y su familia, y que su mujer estaba embarazada, por lo que lo más probable era que estuviera de parto, y que el resto de los hijos del matrimonio se encontraban en Corralejo.
Subí con aquellos dos hombres a aquella frágil embarcación, o al menos así me lo pareció. La mar estaba muy brava, la noche muy oscura, hacía frío y el ambiente era sobrecogedor. Pero aquellos marineros no le daban importancia a la mar ni al fuerte oleaje; hablaban de sus cosas, comentaban sus aventuras en la pesca y los kilos de pescado que habían cogido el día anterior. A mí me daba tranquilidad oírlos hablar así, pues pensaba que si estaban tan tranquilos era porque todo iba bien, pese al fuerte oleaje y la oscuridad de la noche. La verdad es que sentía un miedo atroz que sólo lo superaba la preocupación por lo que me podía encontrar en el pequeño islote. A la altura del Río, a medio camino entre Lobos y Corralejo, la mar se puso aún más agitada, pero aquellos marineros me inspiraban confianza, pues los veía seguros y tranquilos, sin dar la menor importancia al tiempo, a pesar de que estábamos calados hasta los huesos. Entramos en el puertito, desembarcamos y nos dirigimos a la casa del farero. Mi alegría fue enorme cuando me dijeron que la mujer ya había dado a luz. Solo le faltaba expulsar la placenta y se hizo con gran facilidad. Esperamos a que amaneciera en casa de Antoñito, quien nos ofreció un caldo que nos supo a gloria y un excelente café. El viaje de vuelta fue mucho mejor.
En otra ocasión me llamaron para atender a otra parturienta que presentaba una gran hemorragia, depués de realizar la exploración indiqué a la familia que había que evacuar a la señora a Lanzarote porque había que hacerle una cesárea. Se llamó por telégrafo, pues no funcionaba el teléfono, a través de la Guardia Civil y se contactó con el único cirujano que había en Lanzarote, exponiéndole la situación y la necesidad de que enviara una ambulancia a Playa Blanca para trasladar a la paciente desde que llegáramos. Se avisó así mismo a Corralejo para que los pescadores prepararan un barquito que nos trasladara hasta la isla vecina. Me impresionó la tremenda solidaridad de aquella gente de mar. De inmediato prepararon la mejor embarcación que tenían, en la que colocamos a la parturienta de la mejor forma posible y zarpamos hacia Lanzarote, adonde llegamos dos horas después. Sabíamos el riesgo que corríamos todos al atravesar el estrecho de la Bocaina con bastante marejada, sobre todo por la parturienta debido al movimiento que le ocasionaba el oleaje intenso. Pero aquellos marineros sabían perfectamente lo que hacían, iban abarloando la embarcación de tal forma que se moviera lo menos posible. A nuestra llegada a Playa Blanca nos esperaba una ambulancia y una hora más tarde llegamos al hospital de Arrecife, donde se practicó la cesárea y tanto la madre como el niño quedaron en perfecto estado. Odiseas como esta se repitieron en varias ocasiones. El caso fue recogido en la prensa de la época con un titular que decía " Lanzarote por Fuerteventura", en el que se daba noticia de lo sucedido y se exponía la necesidad de que Fuerteventura contara con un cirujano y un ginecólogo.
Pienso que estas memorias son el mejor legado de el Dr Arístides Hernández Morán al pueblo majorero, el mismo que le acogió con cariño desde que en su pequeña moto visitaba a los enfermos en los más recónditos rincones de la geografía insular. Desde su llegada a la Isla demostró una vocación solidaria con los más desfavorecidos y fue uno de los impulsores de la creación de Cruz Roja y otras tantas iniciativas culturales y etnográficas. Mi mayor reconocimiento para ti Arístides, médicos como tú ya no quedan.
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