Desde hace algunos fines de semana vengo observando en la playa una actividad que me preocupa. Coincidiendo con la bajamar, un grupo de cinco o seis personas de origen oriental se están dedicando a esquilmar la población de cabosos que desde siempre ha campado a sus anchas en charcos y litoral rocoso, no en vano es su hábitat natural, y digo bien esquilmando, porque son bolsas enteras las que recolectan, kilos y kilos que serían suficientes para llenar el buche a una comunidad entera de vecinos, o quizá, llenar la nevera de alguno de sus restaurantes.
La primera vez que me dí cuenta de que no era carnada para la pesca lo que buscaban, sino cabosos, me quedé desconcertada, pero es que aluciné en colorines cuando pasaron delante de mí portando cada uno aquella bestialidad de pecesillos.
Esto irremediablemente me recuerda al expolio del atún.
A los túnidos no los ven los niños en los delfinarios ni en el zoo, a la gente le importa un carajo, y además España tiene la mayor cuota de pesca de atunes existente en la comunidad europea. No la engullimos nosotros ni hartos de sake, pero da igual. El negocio lo mueven cuatro listos y la gente que trabaja en eso no llega a dos mil quinientas personas, aunque eso sí: nueve de cada diez piezas terminan en Japón, donde se pueden pagar cantidades astronómicas por ejemplar. Cómo no lo van a exterminar, primo. Todo esto, después de una matanza larga y sistemática realizada con absoluta impunidad y con la complicidad activa o pasiva- por amor al arte- de las autoridades españolas de Pesca, Medio ambiente, Marina Mercante y otros organismos oficiales que llevan dos décadas mirando a otro lado, dejando arrasar la mar sin mover un puñetero dedo. Por no hablar de los ecologistas, ahora muy flamencos con el tema del atún, pero que hace poco tiempo, cuando algunos lo denunciaban alto y claro, solo tenían ojitos para las ballenas, que son más fotogénicas. Nuestros artistas atuneros, emprendedores, listos y con buena visión de futuro, empezaron, para guardar las formas y ante la sospechosa pasividad de las autoridades competentes, llamando al asunto criaderos y viveros. Choteándose de quienes sabían, y seguimos sabiendo, que el atún es un atleta de la mar que no se cría en cautividad. Y así, haciendo encaje de bolillos con la legislación europea, localizándolo con avionetas, cercándolo con tecnología ultramoderna, buscando cada vez más lejos y llevándolo en jaulas remolcadas a los lugares de concentración y matanza donde es imposible la reproducción y el desove, atiborrándolos de pienso y matándolos en masa cuando están gordos, cuatro linces se han hecho de oro mientras el atún se extingue sin remedio.
Pesca de vivero ha estado llamándolo la pandi del sushi y sus compadres: funcionarios de mariscada que ya con el asunto casi sin vuelta a trás, admiten, cuando se les da con el panorama en los morros, que bueno, que tal vez, que podría ser que las medidas de control en años anteriores fue poco estricta. Menuda tropa.
A seiscientos euros por el kilo de atún rojo que pagan en Japón, habrían sido capaces de exterminar a su padre si nadara.
Después de poner en conocimiento de la policía local el barrido de cabosos que hace este grupito cada fin de semana, aún estoy esperando alguna actuación. Mi próxima parada será el Seprona. A ver si éstos hacen algo.
Intentando escribir poesía
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Una imagen perturbo mis manos
Y al escribir un poema
Brotaron disparos
Y lágrimas de agonía
Que acariciaron de repente
Un ápice del al...
Hace 12 horas
11 comentarios:
¡Qué espanto! lo que relatas es en verdad, alarmente.
¡Espero que Caza, pesca, medio Ambiente y la Guardia civil y costera hagan algo!
Besos
Has hecho bien en denunciarlo. A ver si alguien hace algo.
Acabaremos con todo.
Al Seprona, que son mucho más serios, y saben de lo que estás hablando.
Un saludo
Yo no esperaría e iría directamente al Seprona. Ya está bien de tanto expolio y negocio con el todo vale. Puro negocio, como siempre.
Besos.
Bien por tí, por tu actuación. Bien por los cabosos para ayudar a su supervivencia.
Y bien por toda la gente comprometida con su entorno.
Besos, guapa!
Me uno a tu protesta y aplaudo tu acctitud , actuamos como si el planeta fuera nuesro , como si no existieran los hijos , y queremos poner límite a los recursos de las nuevas generaciones ;falsos y malignos dioses que dueños de todo ignora a la Tierra , al entorno y privan de un mejor futuro a la existencia de los hijos de los hombres.
Un beso
El ser humano es así, insaciable en su destrucción.
No lo veremos, pero en el futuro comerán alimentos artificiales, eso si hay futuro.
Saludos.
A las barricadas! (me encanta el nombre de tu blog).
Me gustaría que te hiciesen caso, pero soy desconfiada. Hace ya años llevé a la comisaría a un joven ladrón y por poco me encierran ami que lo denunciaba jaja!! ahora me río, pero ese día estaba tan desconcertada como tú.
Sigue adelante!!
Con ternura
Sor.Cecilia
Me parece fantástica tu actitud Fayna, ojala sirva para algo. Un abrazo
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