Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías.

viernes, 24 de julio de 2009

El Perdón.


A primera vista llama la atención su extremada delgadez, su aspecto pasa desapercibido en un lugar que es punto de encuentro de la más variada fauna humana. Pelo desaliñado, camiseta de tirantes, pantalones cortos de surfero y chanclas negras. Multitud de tatuajes y aunque en tres años cumplirá los 50 años, es imposible verla como una mujer madura, por el contrario, y a cierta distancia, es facilmente confundible con una chavala de veintitantos. Inseparable de su bicicleta, con la que se mueve por el pueblo a diario, Francesca es una mujer singular. Italiana, viuda, independiente y con un pasado complicado.
La conozco desde hace dos años y progresivamente nos hemos hecho amigas. Es curioso porque no tengo absolutamente nada que ver con ella, somos completamente antagonistas y, sin embargo, cada tarde me busca en la playa y charlamos horas y horas mientras tomamos el sol o nadamos. Aunque no es para nada una mujer sociable, supongo que soy la excepción que confirma la regla, me ha contado retazos de su vida con los que he construido una vaga imagen de su situación actual.
Errores de juventud unido a su impulsividad, a veces desmedida, la han situado en el ecuador de su vida en una posición, muy a su pesar, distante de su familia. Sus lágrimas siempre caen bajo las gafas de sol cuando se refiere a su madre, que la rechazó de lleno cuando al quedarse viuda intentó volver a casa, años de confrontación han levantado un consistente muro entre ella y lo único que en este momento le queda en el mundo.
Pero, cuando verdaderamente sufre, cuando el desgarro se hace más intenso e insoportable es recordando a Robbie, su alma gemela, el amor de su vida... no hay día en que no lo nombre por esto o aquello. Juntos recorrieron medio mundo: Canadá, Egipto, Australia, Porto Santo (Madeira), Grecia, España,... y seguramente muchos lugares más. El último viaje juntos completó el trayecto desde el crematorio de su lugar de residencia, en algún lugar entre la popolusa Milán y el "Lago di Como", hasta Fuerteventura, destino que ambos tenían previsto visitar.
A partir de ese momento comenzó una etapa muy dura y en completa soledad.
Francesca y su vida me han conmovido. Después de escuchar atentamente su historia, o mejor dicho, una parte muy limitada de su historia, llegué a la conclusión de que !cuanto sufrimiento se genera por no saber perdonar, por no conocer la magia del perdón!.
La Naturaleza siempre perdona, lo perdona todo. Si nos cortamos la mano con un cuchillo afilado, las fuerzas de la naturaleza se ponen en marcha inmediatamente para reparar el daño. Habernos cortado la mano fue un error, pero la naturaleza no espera a curar la herida. La Naturaleza nos perdona inmediatamente y comienza a curarnos enseguida. Si comemos algún alimento que no nos sienta bien y la digestión se hace muy pesada, la naturaleza comienza a reparar los daños inmediatamente. Aunque fue un error comer el alimento equivocado, no tenemos por qué pasar el resto de nuestra vida con una mala digestión. La naturaleza incluso llega a reparar las salvajadas de un campo de batalla cubriéndolo de hierba y flores. ¿Por qué el ser humano es tan necio e incapaz de perdonar en la misma medida?





viernes, 17 de julio de 2009

Estrella de los mares.


Han transcurrido un montón de días desde la última vez que me senté ante la pantalla de mi pc dispuesta a escribir un post, el tiempo es implacable, y mi ausencia se ha ido alargando y alargando hasta hoy, en que he decidido que, aunque aún sin diagnóstico, estoy preparada para leer, escribir y pensar sin miedo a que ello me pueda provocar ningún mal extremo,es decir, los insufribles dolores de cabeza en los que éstas y otras acciones siempre desembocaban. Aunque engorrosa, la medicación está resultando efectiva y cada día ha supuesto para mí un paso adelante en perder el miedo a hacer esto o aquello, comprobando que efectivamente, no ocurría nada y el margen de libertad se iba ensanchando como el caudal de un río. Cada día lograba una brazada más larga, un aleteo más rápido, mi impulso era más impetuoso...hasta hoy , que me siento pletórica, aunque con algunas reservas.
Este mes y pico de inactividad me ha superado jajaja, menos mal que tengo siempre a mi lado ese fluido mágico que me evade de casi todos los aspectos negativos que me puedan afectar. El mar supone además del perfecto refugio, el placebo más grande, el sonido que hacen las olas al romper en la orilla, unido a un entorno en completo silencio me producen una relajación absoluta, hacen que casi levite. Dejar pasar las horas en la playa, escuchar música y andar por el paseo marítimo han ocupado la totalidad de mi tiempo durante estas semanas, he soñado despierta y también he vivido intensamente realidades en sueños, he tomado decisiones importantes para mí y también comprendido que este stand-by impuesto ha sido necesario para lograr hacer realidad algunas espectativas que tenía aletargadas en mi interior principalmente por falta de tiempo. Una mañana me asaltó la idea de aprovechar el tiempo ya que me sentía bien,y me dije: "Ahora o Nunca", así es que me dirigí a la Capitanía Marítima del Puerto, me informé y me inscribí. En agosto comienzo las clases para obtener el título de Patrón P.E.R., que me permitirá gobernar embarcaciones de 12m de eslora y hacer travesías entre las islas y hasta el continente africano . !Me muero de impaciencia!.




Ayer fue un día espectacular, el día de La Estrella de los mares, Patrona de los marineros, La Virgen del Carmen. Fue mi santo pues llevo su nombre de segundo y el día grande de las fiestas del pueblo. Lo feliz que me sentí ayer mientras acompañábamos a la Virgen por su travesía a lo largo de la bahía, a lo largo de la costa del Parque Natural, el ensordecedor ruido de los cláxones del número indeterminado de embarcaciones que la acompañaban, los chorros de agua que emanaban a babor y estribor de los barcos pesqueros a modo de saludo, los grupos folklóricos a bordo cantando durante todo el trayecto, las salves que le gritaban con fuerza desde la proa de casi todas las embarcaciones excelentemente abanderadas para la ocasión. Un momento sumamente emotivo fue cuando, antes de tomar rumbo a mar abierto, el barquito que portaba a la Virgen enfiló hacia la cofradía de pescadores y se acercó hasta un metro de la dársena para bendecir y saludar a esos hombres de mar, curtidos por el sol y el salitre, con manos rudas y tez morena, lanzándoles éstos piropos, y mostrándole así la pleitesía y devoción que le demuestran diariamente a su patrona, encomendándose a su amoroso cuidado cada vez que salen a la mar. Hay momentos en los que no controlo las lágrimas y este es uno de ellos.




Antes de despedirme quiero dar la bienvenida a los nuevos seguidores, y las gracias inmensas, a los amig@s que me han dejado tantas y constantes muestras de cariño, apoyo, y reiterados deseos de que volviera. Realmente ha sido el mayor aliciente y recompensa por el tiempo empleado en este humilde espacio. !Os quiero!
Espero que os guste tanto como a mí este tema de Belloncé que he escuchado una y mil veces durante mis laaaargos paseos. !!Muack!!