Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías.

sábado, 15 de agosto de 2009

Con Muuucho Tesón.

Esporádicamente surgen personas que a base de tesón, fuerza de voluntad, espíritu de sacrificio y coraje, convierten una vida ordinaria en extraordinaria. Unas veces la propia vida es la que se ocupa de situarnos en una complicada tesitura que debemos afrontar, es exactamente ahí, en ese punto preciso, cuando excepcionalmente surge esa chispa candente que te hace tirar hacia delante cuando lo que quieres es precisamente que tiren de tí, otras veces esa maravillosa fuerza interior viene dada como complemento inexorable y necesario para lograr alcanzar grandes proezas, retos superlativos que sólo unos pocos poseen el valor necesario para emprender.



Esta es la historia de Jerri Nielsen, la doctora que luchó sola contra el cáncer en una base de la Antártida y cuya extraordinaria historia la convirtió en heroína.
En marzo de 1999, esta mujer de 46 años, divorciada y madre de tres hijos, decidió tomar un año sabático para trabajar como investigadora en la estación polar de Amundsen-Scott, situada en el Polo Sur geográfico, el lugar más remoto y peligroso del mundo. A los pocos días de llegar descubrió que tenía un bulto en el pecho y, tras practicarse una biopsia a sí misma, el diagnóstico confirmó lo peor: era un tumor maligno que crecía con bastante rapidez. Nielsen a pesar de su gravedad, no podía ser evacuada. La estación había sido cerrada oficialmente con el comienzo del invierno polar y durante 8 meses y medio ( la mitad de este periodo es de noche y las temperaturas alcanzan los 38º bajo cero) al igual que el resto de científicos, permanecía aislada del mundo.



Aunque en un principio se desmoralizó porque,además, ella era la única médico del equipo y le preocupaba no poder atender a sus pacientes, no se rindió. Decidió combatir el cáncer aunque para ello tuviera que automedicarse en condiciones extremas. Consiguió que un avión de las fuerzas aérea le lanzase , con un paracaídas, instrumental y medicamentos para poder tratarse y sobrevivir hasta que las condiciones climáticas permitieran su rescate. Aislada en unas instalaciones situadas encima de un bloque de hielo de gran espesor, comenzó las sesiones que quimioterapia, asesorada a través de videoconferencia por una oncóloga que se encontraba en un hospital de Indianápolis EEUU.



Imaginar los miedos, la angustia y la depresión a la que esta mujer se enfrentó en soledad, nos puede dar una vaga idea de lo cruel de la situación...y de la esperanza a la que se aferró.
En Octubre, Nielsen pudo al fin ser evacuada y su aventura ocupó las portadas de todos los periódicos estadounidenses. Tras pasar por el quirófano- donde se le practicó una mastectomía- y sobrevivir a una grave infección, murió a los 57 años víctima del cáncer que había logrado vencer mientras estaba en el entorno más hostil de la Tierra. Dice Nielsen:
" En el hielo aprendí lo que significa la amistad y descubrí que somos capaces de cualquier cosa ante situaciones límite".
Nielsen plasmó su experiencia en un libro, donde asume su enfermedad sin autocompasión y con fortaleza: "La prisión de hielo".




El tesón y la valentía de Maud Fontenoy la han convertido en toda una figura de la navegación a nivel mundial. Esta francesa de 31 años fue en el 2003 la primera mujer en atravesar el Atlántico norte - desde Canadá hasta A Coruña- a remo, en 117 días, sola y sin asistencia, en una especie de cohete acuático de 7,5 metros de largo y 1,6 de ancho. Su osadía dejó al mundo estupefacto. En 2005 repitió la hazaña en el Pacífico, entre Perú y Haití. Un año más tarde, decidió lanzarse a una nueva aventura, todavía más difícil: la vuelta al mundo en solitario, de este a oeste y a contra corriente.



Tocó tierra 151 días (5 meses día por día) después de su salida. La odisea marítima de esta joven desafiante comenzó el 15 de octubre del 2006, partiendo de la Isla de La Reunión, en el Océano Indico. Maud Fonenoy navegó sola, contra la corriente y los vientos, a bordo del barco L´Oreal París, una embarcación de 29 toneladas y de 26 metros de eslora, construido en aluminio con un mástil de carbono. Este bote, único compañero de Fontenoy en el viaje, es una de las pocas embarcaciones en el mundo capaz de aventurarse este audaz recorrido. Durante la travesía, Maud soportó las inclemencias del océano y el clima, quebró uno de los dedos de su mano, y sintió el agotamiento extremo de su cuerpo... . Un cáncer fue incapaz de detenerla. Pocos días antes de la partida, el resultado de un test de papilomavirus le reveló que tenía cáncer de cuello de útero.



Todo estaba listo, decenas de personas habían trabajado para prepararla. Aplazar significaba renunciar. Decidió operarse dos días antes de la salida, sin decir nada a nadie. Se embarcó sola, con una herida abierta y la perspectiva de pasarse varios meses en alta mar. Dice Maud: "No entiendo que me juzguen por ello. Lo he hecho, sigo viva y tengo proyectos para el futuro. Es cierto que al inicio de la travesía sangraba mucho, estaba débil. Pero enfrentarme al mar me ayudó a luchar contra la enfermedad".
El 7 de diciembre consiguió cruzar el Cabo de Hornos con muy malas condiciones atmosféricas y, superando tormentas y averías, consiguió entrar en la Pointe Des Galets (La Reunión), el 15 de marzo de 2.007, escoltada por el portahelicópteros francés JEANNE D'ARC (R-97). El 12 de julio de 2.007, Nicolas Sarkozy concedió a Maud Fontenoy la medalla de CHEVALIER DE L'ORDRE NATIONAL DU MÉRITE.



Admiro a esta mujer hasta el punto de hartarme de llorar cuando veo imágenes de tan durísima gesta, quizá por mi amor al mar, quizá porque he navegado muchas veces intuyo las tremendas adversidades a las que tuvo que encarar, porque sé que la mar, como todo en este mundo, es dual, e igual que un día se nos presenta irresistiblemente bella, en un abrir y cerrar de ojos, nos puede mostrar el más negro de los abismos.
Cuando se le pregunta por el sentido de tanto esfuerzo y riesgo ella responde:
"Son tres causas: la humana, para demostrar que se pueden concretar los sueños con valores como solidaridad, determinación y paciencia; la ecología, para que se recupere la armonía con la naturaleza. Por último, la pedagógica, para compartir mi experiencia con los niños demostrándoles que es importante realizar los sueños propios, pero también compartirlos".
¿Cómo crees que se consiguen cosas así? Sin duda y entre otras cosas, con muuucho tesón.



miércoles, 5 de agosto de 2009

LA LEY DEL MÍNIMO ESFUERZO.


Cuando algo nos resulta esforzado, mentalmente hacemos lo posible por exiliar esa obligación, casi como un vago recuerdo, cuya evocación puede llegar a parecernos hasta molesta. El ejercicio físico, leer un libro, las tareas domésticas, visitar y escuchar a determinados conocidos, y muchas otras costumbres de nuestra cotidianeidad pueden parecernos pegajosas. Esa sensación la podemos apreciar también en el desempeño de algunos cargos públicos, que optan por dejarse mecer por la comodidad de las indecisiones, haciendo creer, como el Cándido Voltaire, que vivimos en el mejor de los mundos posibles. En el fondo, ese marasmo inducido no deja de ser una lenta ensoñación que se procura para justificar la falta de iniciativa, y todos, en algunas parcelas de la vida, lo hacemos, como una suerte de mecanismo de defensa. Creo que el silencio, a pesar de su aparente inmovilismo, es una buena manera de exorcizar los deseos de pasividad que invaden las agendas acartonadas que no quieren ser abiertas por sus dueños. También, quienes deciden sumergirse en un duermevelas constante, de día y de noche, evitando muchas veces un mínimo esfuerzo, estarían buscando la solución espontánea a muchos de sus problemas, en una huída hacia delante que ciega grandes propósitos que posiblemente nunca verán la luz. Cuando Calderón de la Barca nos inducía a creer que podíamos vivir remando sobre aguas mansas, navegando nuestros sueños, seguramente lo hacía con la convicción de que nada es imposible; en modo alguno instándonos a escondernos en los humos de nuestra pereza de lo que está al alcance de nuestra mano. ¿Realmente la vida es sueño? ¿O soñamos para no vivir? Quizás los sueños no nos dejan ver las horas que pasamos pestañeando a manotazos.



lunes, 3 de agosto de 2009

Dolor Diurno, Placer Nocturno.


La leyenda popular china dice que, un día del siglo X, una cortesana del palacio imperial, famosa por su belleza y su talento al bailar, recibió la orden de preparar una danza para deleite del emperador Tang Li Yu y en honor de los espíritus. Se mandó a construir para ella un piso hecho de lotos de oro donde pudiera ejecutar su danza. Se le adornó el cuerpo con las más esplendorosas joyas y se le vendaron los pies imitando la forma de la media luna. Su nombre era Yao Niang, es decir, triste muchacha. Queriendo imitar su belleza, todas las mujeres de la corte y del resto del imperio vendaron sus pies y los de sus hijas, y los de casi mil millones de chinas que nacieron después de ellas. Esta práctica ha estado vigente por al menos 2.000 años. El proceso de vendaje empezaba cuando las niñas tenían entre 4 y 6 años, y era realizado por la madre. Los pies eran puestos a remojo en agua con algunas hierbas, para eliminar todos los restos de pieles muertas, y las uñas se cortaban tanto como era posible. No superar los siete centímetros de pies era lo establecido. Después de un masaje, los 4 dedos más pequeños se rompían. Luego, se vendaban con seda o algodón empapado en líquido, apretando los dedos contra el talón. Cada dos días se retiraba el vendaje y se volvía a realizar. El proceso duraba dos años. Para entonces, los pies medían sólo unos 10 cm. Las únicas partes en contacto con el suelo eran su calloso talón y el dedo gordo. Aunque parezca increíble, estos hermosos pies fueron por cerca de un milenio el más oculto tesoro de las mujeres chinas y el más soñado placer de sus hombres. Para que los pies se convirtiesen en loto dorado –obra de arte y objeto de deseo– debían medir sólo siete centímetros y reunir las siguientes características: ser delgados, pequeños, puntiagudos, arqueados, perfumados, suaves y simétricos. Según el doctor Ko Chi-sheng explica, una mujer de pies vendados naturalmente camina de una manera seductora. La piel en las plantas de los pies permanece suave y sensitiva porque se restringe el movimiento. Para algunos, unos pequeños pies vendados son mucho más excitantes que los pies normales. Durante los siguientes años, también seguían vendados, aunque la frecuencia con que se apretaban era menor. Esta práctica fue común hasta que se prohibió oficialmente en 1911. Una aislada villa costera en el Pueblo Tailu de la ciudad Fuzhou, es el último pueblo de mujeres con pies vendados en Fujian y en toda China. Una de las mujeres con pies de loto de 7,5 cm, Lin Fengfeng de 81 años, dijo en una entrevista el 3 de julio de 2007 que comenzó a atar sus pies cuando tenía cinco años de edad, en 1931. Aunque esa costumbre desapareció en casi toda China debido al contacto con el mundo exterior, durante ese periodo el vendaje de pies todavía era una práctica popular en esta aislada villa. Las mujeres aún consideraban el tener un par de pies pequeños como signo de belleza femenina. Con los pies vendados las niñas podían caminar, pero deberían hacerlo con pasitos minúsculos y no conseguirían alejarse mucho de su casa, por lo que muchos consideran que esta práctica era un instrumento de opresión machista. Sin embargo, la dominación masculina sobre la mujer a través del vendaje de los pies es una razón importante pero no es suficiente para explicar que esta práctica se mantuviese durante mil años, hay al menos, otras tres razones para el vendaje:
1.- La actitud china hacia el sexo y el placer sexual: En China el sexo era visto como una fuente regeneradora de la naturaleza y el placer sexual femenino como un elemento clave para alargar la longevidad del hombre, muy diferente de la concepción católica de la sexualidad. En este entorno natural, destaca la ropa interior de la mujer y sus zapatos, que no se quitará nunca en presencia del hombre, ni siquiera durante el acto sexual. El vendaje era una manera de realzar la belleza y así despertar la imaginación erótica de lo oculto y lo prohibido.
2.- Símbolo de feminidad: Vendar los pies a una hija constituía una importante pérdida económica, una niña con los pies vendados no podía ayuda en las labores del campo ni trabajar fuera de casa, inicialmente el vendaje era exclusivo de mujeres de alta posición social y prostitutas (estas últimas pues dependían de su "feminidad" para atraer clientes). Cualquier hombre aspiraba a casarse con una mujer con los pies reducidos pues era para ellos un gran incentivo erótico y mucho más atractivas.
3.- Símbolo de estatus: Los chinos dan mucha importancia a cubrir los cuerpos con ropa porque ésta es una de las diferencias entre el ser humano y el animal. A su vez, la ropa, las joyas y, muy especialmente, los zapatos se convierten en símbolos de estatus, por la calidad de los materiales y la minuciosidad de los bordados. Las familias más pobres no podían permitirse vendar los pies a sus hijas y mucho menos los caros complementos.
La deformación de los pies llegó a convertirse en el símbolo máximo de belleza y erotismo y el dolor diurno quedó justificado por las posibilidades de placer nocturno.