Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Una historia real II.


A Nieves no le costó mucho adaptarse a la rutina diaria de aquella casa. Los señores eran un matrimonio catalán que habían llegado a la isla casi una década atrás trasladados por el ejército del aire. El señor Mateu era comandante y la señora Mariona daba clases de piano a un grupo selecto de niñas en uno de los salones anexos a la planta baja, que había sido exquisitamente habituado para ello. La relación existente entre este matrimonio y D. Miguel, el maestro del pueblo, era que Miguelito y Mariona habían nacido y crecido en la misma calle, en el mismo pueblo, habían sido amigos inseparables hasta la juventud, momento en el que la vida de ambos tomó caminos opuestos, aunque a pesar de la distancia, esa amistad siempre se mantuvo viva en el tiempo, alimentándose regularmente con cartas y visitas esporádicas.
Nieves entró en aquel lugar con una estrella sobre su cabeza tan grande como el firmamento, sabedores todos del infortunio y los sacrificios a los que había estado expuesta desde el preciso instante en el que vio la luz por primera vez, la recibieron con los brazos abiertos y con la mejor de las voluntades.
Su principal cometido era ayudar a Faustina en la cocina, aunque también se encargaba de recibir a las niñas, acomodarlas y mantener impoluta la sala del piano. La magestuosa alfombra beige que tapizaba por completo el suelo de aquella estancia, la encandiló desde el primer momento, le encantaba pisarla descalza cuando estaba sola y solía tumbarse a urtadillas sobre ella, con la mirada perdida en la preciosa vidriera de colores, que se encontraba situada justo en la bóveda central del techo.
Era una joven sumamente eficiente en su cometido, aunque esa casa era un tránsito constante de personas que entraban y salían, ella deslumbraba con luz propia por su simpatía natural, por su sencillez, porque a pesar de sus 15 años, transmitía un carácter reflexivo e inteligente y porque poseía una voluntad de hierro, digna de admiración, que le granjeaba la simpatía de su entorno. No tardó en ganarse el beneplácito de todos los que la trataban, especialmente el de la señora Mariona que llegó a convertirse en su tutora, protectora y mentora.
En la soledad de su habitación, una noche sí y otra también, recordaba antes de dormir las palabras que su abuela le susurró al oído mientras la envolvía con un dulce y casi interminable abrazo antes de marchar: Nieves, sé que sabrás aprovechar la oportunidad que Dios te ofrece.
Doña Juana no andaba desencaminada...
La docena de años transcurridos en aquella casa, la segunda etapa de su vida, se completó con el mayor de los provechos. Acabó sus estudios de ingeniería, sufragados íntegramente por la señora Mariona que bebía los vientos por ella, trabajó duro , se ganó el respeto y el cariño sincero de los señores y devolvió, dando grandes satisfacciones, la ayuda que siempre le brindaron.




Conocí a Nieves en Septiembre del 2001, en la primera reunión de padres del colegio San José M.M.Dominicas donde estudiaban nuestros hij@s. Nos hicimos íntimas amigas. La nuestra es una amistad que se fue enraizando poco a poco hasta llegar a compenetrarnos tanto que bastaba una mirada para comprendernos, por momentos, no necesitamos balbucear palabra alguna para saber exactamente qué pensaba la otra.
La tercera etapa de su vida fue como libar las mieles del éxito. Se casó loca de amor con un joven abogado del Estado que la idolatraba, no paró hasta obtener la cátedra de ingeniería en la Universidad de las Palmas de G.C. donde impartía clases. Tuvo dos hijos preciosos. Creó la familia feliz que nunca tuvo y contra todo pronóstico inicial, reescribió positivamente su destino.
El pasado verano Nieves emprendió la, hasta ahora, más dura lucha que haya librado, enfrentarse al cáncer y fijar un nuevo objetivo; ganarle la batalla.
Conociéndola, no tengo dudas de que lo conseguirá.
He querido dar a conocer con algunas pinceladas, y su permiso expreso, parte de su apasionante historia personal, porque es el ejemplo vivo de que querer es poder y porque no conozco a nadie más perseverante y con mayor corazón que ella.
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- Doña Juana: Falleció a los tres años de marcharse Nieves de La Palma.
- Adela: Sigue viviendo en Venezuela, se casó al año de llegar allá y tuvo 5 hijos.
- Señora Mariona y Señor Arnau: Jubilados, regresaron a su tierra. El señor falleció en un accidente de tráfico junto a su chófer y la Señora padece demencia senil y actualmente se encuentra internada en una lujosa residencia de Barcelona.

Nota- Nieves viajó a Venezuela un par de años después de contraer matrimonio.
Cuando murió Doña Juana, en el sepelio, una vecina de Tazacorte, madre de otro emigrante que casualmente fue a parar al mismo lugar que Adela, a San Rafael, en el Estado de Trujillo, se acercó a ella y le facilitó dicha información, no sin antes subrayarle, que solo era por si la necesitaba ahora que estaba completamente sola en el mundo. Nieves siempre tuvo claro que su madre nunca quiso saber nada de ella, inteligentemente, nunca dejó que esto le afectara y con mucha paciencia, esperó los años necesarios para comprobarlo. Ese viaje confirmó todas sus sospechas.

Lang Lang-Time for dreams.


viernes, 12 de febrero de 2010

Una historia real.


Esta historia comienza allá por el año 60, justo cuando Adela decide emigrar a Venezuela dejando atrás una relación tormentosa y una hija recién nacida. Doña Juana, su madre, nada pudo hacer cuando vio partir desde el litoral palmero a ese cascarón de vela de nueve metros de eslora en el que viajaba su hija. Un novio que había desaparecido como por arte de magia desde el mismo instante en el que se había enterado de que iba a ser padre, el desprecio constante al ser señalada por parte de todos los habitantes de la pequeña villa de Tazacorte donde residía, sumado a las carencias y a la lamentable situación económica en la que estaban sumidas, no dio más opción que la de entregar todos los ahorros a un indivíduo que organizaba dichas travesías especulando con el terror y la necesidad de muchos canarios. Así fue como Adela embarcó ese fatídico día, más limpia que un escoplo, rumbo a América, con la firme intención de darle un giro a su vida y ganar el dinero suficiente para sacar adelante a su madre y a su hija.
Doña Juana crió a Nieves, que así se llamó la niña en honor a la Virgen de las Nieves, patrona de la isla, como hija propia. Cuatro cabras y una palmera datilera eran lo único que les proporcionaban sustento. El queso que hacía, los dátiles, el guarapo y la miel de palma las vendía en la capital. Una noche entera pasaba Doña Juana caminando con la cesta de mimbre sobre la cabeza para llegar al alba a Santa Cruz, justo a tiempo de coger un buen puesto y realizar la venta con premura, para acto seguido, si había suerte, unirse a alguna otra vendedora que tuviera burro, para alternarse en el camino de vuelta a Tazacorte, un ratito sobre el lomo del animal y otro andando.
Las cartas de Adela se fueron postergando en el tiempo hasta desaparecer por completo, en cuanto al dinero, jamás envió un duro. Doña Juana y Nieves tuvieron que arreglárselas solas, quizá este fue el detonante que forjó en la niña una personalidad despierta, decidida y vivaracha.
Cuando llegó el momento de abandonar la escuela de la villa, D. Miguel, el maestro, mandó llamar a Doña Juana y le dijo: Juana, tienes que hacer lo imposible por enviar a esta niña a estudiar a Tenerife, tiene todas las cualidades necesarias para emprender estudios superiores, te ayudaré en lo que esté en mi mano, tengo unos buenos amigos allá que le proporcionarán cobijo y alimentación a cambio de que preste sus servicios en la casa durante las mañanas. Casi sin darse cuenta, Nieves estaba instalada en aquella casa solariega, con un enorme patio central, presidido por una imponente palmera que le recordaba cada día a su casa y a su abuela...

Continuará...


Crazier- Taylor Swift



sábado, 6 de febrero de 2010

Amarula.


En las llanuras subtropicales de Africa, crece un árbol conocido como " El árbol de Marula". A lo largo de la historia el hombre se ha sentido atraído por este árbol ya que se le ha otorgado un gran misticismo debido a que muchas tribus le atribuyen propiedades afrodisiacas y de fertilidad, no en vano, muchas bodas se celebran bajo sus ramas.
El Marula es conocido como “el árbol de los elefantes“, ya que una vez al año, cuando da fruto, estos animales se alimentan de ellos. Cuando los frutos caen al suelo, son fermentados por el caluroso sol africano. Esto hace que la fruta tenga altos niveles de alcohol, y se comenta que los elefantes disfrutan muchísimo consumiendo estas frutas fermentadas y emborrachándose.
Del fruto de este árbol se aprovecha todo, tanto la pulpa, como las semillas e incluso la corteza, elaborándose mermeladas y bebidas de entre las que destaca notablemente un licor que fue catalogado como el mejor licor del mundo en el concurso internacional Wine and Spirit Awards 2008. Por tercera vez el licor "Amarula" consiguió el oro en este concurso.
El licor se obtiene utilizando técnicas similares a las de la vinificación, tras varios procesos, el licor debe permanecer madurando durante dos años en barricas de roble, hasta alcanzar el momento óptimo de consumo llegando a una graduación final de 17º.
Ayer tuve el placer de conocer de la existencia de este licor y lo que es mejor, la oportunidad de probarlo. Muy dulce, te recuerda a la textura y el color del Bailey's Irish Cream pero con un ligero sabor a caramelo. Dicen que es muy popular en toda Africa y que ha sido un éxito en Brasil. Debido a la asociación existente entre el árbol de Marula y los elefantes, se ha convertido en su símbolo y apoya los esfuerzos de consevación de esta especie.
Una excelente bebida que ya estáis tardando en probar.