Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías.

viernes, 1 de octubre de 2010

Más alto, que no te oigo...


El silencio llegó a ser tan importante y apreciado en algunas culturas antiguas, que por ejemplo, en Roma, en el siglo I, se prohibía la circulación de caballos y carretas por la ciudad y la pena para quien alteraba el orden y el silencio era la cárcel o incluso la muerte.
Pero la humanidad empezó a crecer de tal manera que empezó a construir ciudades, fabricas, industrias y comercios y con la revolución industrial, no sólo el humo fue el símbolo de progreso, sino también el ruido.
Así, el ser humano que siempre está buscando cómo mejorar y facilitar su vida, ha sobrecargado no solamente las grandes ciudades, sino su vida personal con una serie de aparatos, instrumentos, maquinaria y equipos, que si bien logran su objetivo, también ocasionan graves daños al ambiente y a la salud, provocando uno de los elementos más contaminantes y dañinos de la era moderna: el ruido.
Creo que no soy la única que de repente se ha sentido nerviosa o alterada sin saber muy bien el motivo, pero cuando el ruido cesa un poco, regresa el bienestar y es en ese momento cuando nos damos cuenta de lo molesto que es.
Cuando salgo a navegar realmente gozo de la experiencia en el momento que apago motores y me dejo mecer por el viento y las olas, por eso la navegación a vela es tan sumamente relajante y reparadora, porque está libre de cualquier contaminación acústica, me resulta una perfecta comunión entre el hombre y la naturaleza.
Todo esto viene a cuento porque he sabido que durante este pasado mes de septiembre los coches híbridos Prius que Toyota fabrica en Japón han pasado a disponer de un dispositivo que imita el sonido del motor convencional, el del coche de toda la vida. Por lo visto Toyota ha tomado esta decisión para evitar accidentes ya que los coches eléctricos son tan silenciosos que los peatones no los oyen llegar y acaban bajo sus ruedas, de hecho, ya han habido numerosos accidentes por este motivo y la compañía quiere curarse en salud y no aparecer cada dos por tres en los titulares como responsable de atropellos ni que la marca acabe siendo sinónimo de asesino silencioso.
Yo, de verdad, no salgo de mi asombro. Finalmente se consigue un coche totalmente silencioso, y resulta que tienen que añadirle ruido porque, acostumbrados como estamos a que todo y todos hiciesen ruido, sin ruido resultan peligrosos.
Me pregunto si es imprescindible que el ruido que ahora añaden a los coches eléctricos o híbridos imite el del motor tradicional, porque, si de lo que se trata es de añadir un sonido que advierta de que se acerca un coche, el sonido podría ser de cualquier cosa: de aullido de lobos, de gritos de gente bajando a toda pastilla por el Dragón Khan o del último tema de las Supremas de Móstoles.
Por cierto, creo que los coches híbridos conducidos por bakalas podrían prescindir sin ningún problema del ruidito añadido, porque, con su atronador "chunga-chunga" a cualquier hora del día o de la noche, si alguien no oye que se acercan es que debería darse de alta inmediatamente en la asociación de sordos más cercana.



9 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Siempre se puede usar el sistema de los esquiadores "pista"...

Kassiopea. dijo...

Yo creo que si al cruzar la calle todos vamos atentos no tendría que haber problema en que los coches sean silenciosos. Lo único las personas mayores y los invidentes, eso sí, pero supongo que podrían encontrar alguna solución para no tener que poner exactamente el mismo ruido que hace un coche.

Yo vivo en una ciudad grande y en verano que tienes todo abierto hay veces que se hace difícil oír la televisión.

Juanjo Rubio dijo...

Con lo bonito que es el silencio, siempre se lo digo a mis alumnos, jejeje

besos guapa y feliz finde.

Tannatos dijo...

hola preciosa me encantan tus reflexiones como siempre un besito

Lily dijo...

Estamos tan acostumbrados al ruido que nos abruma el silencio exterior porque nos permite escuchar nuestro interior. Y eso asusta...

Myriam dijo...

ES tremendo este tema de la contaminación acústica. Por mi apartamento frente a un bellísmo parque y río, en mitad de la noche oiga las malditas motos a todo motor- ujjjjj grrrrr. En la clase de gimansia, casi siempre me pelo con el profe, proque no pone músca, pone un ruido asqueroso que enerva.

Que lindo que puedes gozar del silencio y comunión con la Naturaleza, en tus salidas en barco. ES maravilloso.

Besos

Irene Tapias dijo...

El silencio no tiene precio porque es salud para la mente.

Respecto a la desición de Toyota de eliminar los carros silenciosos, pienso que es un error garrafal, con un motor ruidoso o sin él igual segurán habiendo accidentes. Si se trata de avisarle al peaton que va un vehículo en anda, existen otros medios como por ejemplo el pito o silvato del mismo carro (esa esuna de sus finalidades.

Mi experiencia como abogada de una aseguradora en mi país, en materia de seguro de auto´móviles me ha permitido concluir que los accidenets de trámnsito ocurren en un 80% de la veces por irrresponsabilidad, falta de previsión, impericia o imprudencia tanto de los conductores, un 10% por irresponsabilidad de los peatones y un 10% por falta de una politica eficaz en materia de movilidad en las ciudades y carreteras por parte de los entes gubernamentales. Y por las cosas que se evn en las noticias por cable pienso que en este punto al situación tiende aser igual en toda américa latina y el mundo.

Por tanto, sería mejor para la Toyota emepzar a apoyar planes de concientización en el tránsito vehícular, en las persoans que adquieren su producto.

Deybi dijo...

A mi me hartan. De hecho escribiendo esto tengo un radio a mi lado a todo volumen. Una música que no quiero escuchar, ohhh!, también estoy escuchando las bocinas de los vehiculos que circulan por la calle de en frente.

Esto es un desorden. No ombe!.

Pilar Abalorios dijo...

Cuando llevaba una semana en Venecia me dí cuenta que la ciudad me había cautivado no por su belleza, sublime, sino por algo menos obvio, el silencio, porque se que es evidente, pero en Venecia no hay coches, y el nivel de ruido baja hasta extremos casi propios de casa en el campo o velero en alta mar.

Me gusta el silencio, la mente descansa.
Un beso