Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías.

lunes, 19 de abril de 2010

Mi pequeño faraón.


"Los perros no quieren más que amor, pero los gatos exigen adoración. Nunca han superado la costumbre de ser dioses en Bubastis."
Lucy Maud Montgomery (1874,1942).

El escritor andaluz Antonio Burgos, dice que "está convencido de que un hombre sin gato es un hombre que se pierde una lección continua de elegancia, de armonía, de belleza, de independencia y de humildad, porque si el gato te pone en tu sitio y el perro te halaga, hay quien dice que el ideal para el hombre es vivir con un perro que lo halague y con un gato que lo desprecie".
Cuando Romeo llegó a casa, no pude imaginarme ni de lejos, las veces que este pequeño gatito persa iba a ser capaz de hacerme pensar, de conmoverme y de inspirarme tantas veces sentimientos de admiración. Los gatos son por naturaleza serenos y contemplativos, de movimientos armoniosos y elegantes, no hay ningún animal más políticamente incorrecto que el gato, que nunca halaga, siempre es sincero, esa es una cualidad que me fascina, del mismo modo que me maravilla observar que es una especie que mantiene un envidiable sentido de la libertad, aunque algunos vean esto más una falta que una virtud. Es un animal enigmático, bello y tremedamente literario, desde Baudelaire hasta Neruda, pasando por García Lorca, Borges, Rafael Alberti, Ernest Hemingway, María Zambrano, Bécquer ... muchos literatos han plasmado en algunas de sus obras su pasión por ese felino y le brindaron protagonismo histórico, siempre ha estado presente en la literatura y en la historia. En el antiguo Egipto eran tratados como dioses, tenían su propia representación divina y les otorgaban facultades espirituales, muy pocos animales han llegado hasta los altares.
Más que aire aristocrático, el gato es el animal típico de la burguesía, frente a la nobleza agraria y campesina que tenía perros y caballos, el romanticismo, las ideas del liberalismo, en suma el protagonismo social y político de la burguesía a partir del XIX, es el gato, un animal urbano, como la propia burguesía y su nombre indica, y un animal libre. La mejor estatua de la libertad no está en Nueva York, sino que es el gato, que hace lo que le viene en gana, y que no hay caramelo capaz de atraerlo ni dueño capaz de domesticarlo. Dicen que en todo caso son animales domésticos en cuanto que viven en la casa, pero que nunca son animales domesticados. Ese espíritu de rebeldía los hace únicos. Son verdaderos artistas de la mirada, poseedores de los ojos más bonitos de la naturaleza, nunca se humillan, silenciosos, excelentes atletas, con sobresalientes hábitos de limpieza. Entonces me pregunto ¿por qué el gato carece de prestigio social? hay muchos topicazos que lo relacionan a la mala suerte, con que tienen carácter arisco, con que son siniestros, etc. La respuesta la encontraremos a principios de la Edad Media cuando se orquestó el comienzo de una leyenda maldita en la que los asociaban directamente con las brujas. Es un mérito extraordinario de Antonio Burgos haber contribuido con tan buen tino a desmontar la leyenda negra del gato, ese animal sagrado en lo antiguo que la superstición y la inquisición hicieron nada menos que imagen y, llegado el caso, encarnación del diablo. Frente a esa leyenda de siglos, contra ese falso cronicón de gatos brujeriles, gatos alquímicos, gatos herejes o gatos de aquelarre, Burgos ha levantado sencillamente la razón de la ternura, poniendo a ese majestuoso animal en el lugar que le corresponde. . Creen algunos psicoanalistas que el rechazo al gato va en el mismo cesto que la agresividad contra la mujer. Yo creo que más bien con la maldad sin más.
Para los amantes de los meninos les recomiendo la lectura de "Gatos sin fronteras" y "Alegatos de los gatos" por Antonio Burgos que de seguro no les dejarán indiferentes.

Soy un gato.


8 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Yo también tuve un gato. Su madre lo abandonó y lo crié a biberón. Era increíble oirlo ronronear de gusto.

Myriam dijo...

Me alegro por tu Romeo, Capitana, y me alegro porque alegra tu vida.

Besos faraónicamente gatunos.

Amanda T. dijo...

tengo un gato que recog´de la calle y lleva conmigo casi seis años,es tan cariñoso, también tengo mi perro Hugo, caniche negro, este sí que no me deja ni a sol ni a sombra, no sé por qué los gatos son menos queridos por las personas, nunca lo he entendido. Te mando un beso.

Angélica Mora dijo...

Saludos, mi amiga, no le olvido. Yo tengo tres mininos...

Bruja Mar dijo...

Un gato es la criatura más enignática que he conocido, encierran tanta inteligenci y conocimiento de los estados de animo de sus dueños que es inexplicable hasta el más experto de los sicologos, un gato sabe qué te pasa, sabe cuando dedicarte esa mirada profunda que te transporta, son increibles.
saludos de las LoBocAs de BsAs.

HARGOS dijo...

hola preciosa, ya veo que tienes gato, joer con la alergia que me dan, un besito guapa

Deybi dijo...

Mira que tienes gatos, jejeje, sn muy adorables. Yo personalmente prefiero los perros, no me gustan los gatos, son muy sabios. Simplemente, se pasan.

Carmela dijo...

Coincido plenamente!
Ernest Hemingway escribió: " El gato tiene una total honestidad emocional.
El ser humano puede fingir.
El gato: ¡No!!!"